viernes, 26 de septiembre de 2014

Si me confieso, ¿realmente se borran mis pecados?

© Miguel Ángel Santos Hidalgo
No se si esto será tan sencillo.
 
No hay más que poner un ratito la televisión para darte cuenta de que el mundo está lleno de pecadores. En esto de pecar, creo que hay escalas. Es decir, no debe ser lo mismo contar una mentirijilla a un amigo, que acuchillar a todo el que te encuentres un bonito lunes por la mañana, o que secuestres y violes a un niño.
 
Y yo me pregunto, si le cuentas estos "pecados" atroces a una sacerdote en una iglesia ¿quedan perdonados? ¿y ya está? ¿aquí no ha pasado nada?.
 
Quizás, y digo sólo quizás, no parece suficiente ¿no?. Y lo digo pensando en los sentimientos de los familiares que han sufrido en sus carnes, las "locuras" de los asesinos, violadores, etc. Desde luego, la justicia que tiene nuestro país es un mal chiste, y es de las peores si se compara con la de otros países. A menudo pienso en los padres de Sandra Palo, el sufrimiento de perder a un hijo no se puede describir, pero hacerlo a manos de un hombre, porque para hacer lo que hizo, ya era hombre, es una tortura que sufres cada día cuando ves el cuarto de tu hijo vacío, y al asesino en la calle. Sí, el asesino sale de la cárcel al poco tiempo, unos pocos años en una prisión o reformatorio y ya está, ha expiado su pecado. Y me pregunto ¿por qué vale más la vida del asesino?
 
Se ha demostrado en miles de casos, que los presos de ciertos delitos, no tienen reinserción posible, no saben -quizás tampoco puedan, vivir de otra manera que la de sembrar sufrimiento y muerte.
 
Mi desprecio absoluto a las personas que agreden de cualquier manera a los niños, cuya inocencia, ternura, forma de ver la vida, su alegría, su afán de superación...debería servir de guía en nuestras vidas.
 
Todo hombre y mujer debería tener un "chip" en el cerebro que impidiera hacer daño a los más pequeños, que produjera grandes descargas eléctricas al detectar cualquier conducta impropia.
 
Parece que hoy, muchos padres y madres dormiremos más tranquilos, porque hay un violador menos en las calles, pero es sólo una tregua, mañana continuará la batalla.
 

1 comentario:

  1. Querido Miguel,estoy totalmente de acuerdo contigo,la pregunta que me hago yo es
    ¿la justicia es justa para todos?

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