miércoles, 16 de octubre de 2013

Queridos mayores...

Fui un niño afortunado. Pude disfrutar de unos abuelos maravillosos. Me acompañaron en mi niñez, me ayudaron a madurar en la adolescencia. Me dieron muchas cosas, algunas muy valiosas, ninguna material. Lo fundamental, me enseñaron que la felicidad está en las cosas pequeñas. Ellos vivieron de una forma sencilla, pasaban varios meses al año en el campo, lejos de la urbe,  cultivando su huerto, criando sus pollos y gallinas. Su rutina era muy distinta a la mía.  Desayuno, alimentar a los animales, regar y cuidar la huerta, comer, un ratito de siesta, paseo por el pueblo...No hacía falta más.

Recuerdo muchas muchas cosas de mis abuelos, pero la que más me acompaña es recordarles siempre con una sonrisa en la cara, felices¡

Allá donde estéis, deciros que os echo de menos y no os olvido.


PD. Todos los que tengáis abuelos aprovechad cada momento con ellos, es un consejo.

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